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Construcción: tras desplome en 2020, habría mejora este año

Planes locales e inversión, puntos claves para el despegue de obras. Analistas esperan que también se dinamice el empleo.

La apuesta por la construcción como motor de la reactivación económica, tras el choque que se vivió el año pasado, no se reflejó en las cifras. El año 2020 cerró con varios indicadores en negativo para el sector, cuyo PIB decreció 27,7%.

Incluso, en el cuarto trimestre contribuyó, junto con comercio y explotación de minas, 4,4 puntos porcentuales al retroceso de ese periodo.


Según el Dane, el Indicador de Producción en Obras Civiles, el cual mide el avance efectivo en la producción de estos proyectos, registró una variación de -25,6% el año pasado. Allí destaca la caída en el grupo de carreteras, calles, vías férreas, pistas de aterrizaje, puentes y túneles, que presentó una reducción de 23,3%, y contribuyó con -14,4 puntos porcentuales a la variación del indicador.

Otro signo de alarma fueron las licencias de construcción, que cayeron 28%, pues se licenciaron 6,5 millones de metros cuadrados menos en comparación con 2019.


En el más reciente Pulso empresarial del Dane, que mide las expectativas sobre los negocios y la situación económica del país, se ve que el Indicador de Confianza Empresarial de ese sector en enero de 2021 mostró un retroceso frente a los meses anteriores, pues el dato fue de 49,7, mientras que en diciembre fue 49,3, y en noviembre 49,8.


Esa encuesta también reveló que el porcentaje de empresas del sector construcción operando con normalidad en diciembre fue de 73,1%, mientras que el promedio total de empresas ascendió a 88,5%. Y si se mira en detalle, los que tenían un porcentaje de operación menor eran la construcción de edificios y obras de ingeniería civil.


VIVIENDA, EL DESBALANCE


Un efecto contradictorio que se presentó en 2020 fue el del mercado de vivienda, segmento que registró cifras históricas de ventas a pesar de la pandemia. Según Camacol, el año pasado se vendieron 194.802 unidades, mientras el Ministerio de Vivienda reportó datos por 176.157 unidades comercializadas en el mercado.


Sin embargo, estos proyectos ya estaban en el mercado, y en contraste, las cifras del Dane revelan que el área iniciada para la construcción de vivienda en 2020 se redujo 26% frente al año anterior, y pasó de 11,7 millones de m2 a 8,7 millones de m2; por el lado de las unidades, la reducción fue de 20%, con el inicio de 29.672 viviendas menos.


Juan Martín Caicedo, presidente de la Cámara Colombiana de la Infraestructura (CCI), aseguró que el principal factor que explica el resultado del sector en 2020 “fue el ciclo político de la administración pública a nivel territorial, el cual se encontraba en primer año de gobierno, definiendo planes de desarrollo e inversiones en obra pública”.


Para Caicedo, si se ven en conjunto los reportes del Dane sobre el PIB y el Indicador de Inversión en Obras Civiles, se puede observar “que fue relevante la disminución de inversión para el desarrollo de obras civiles a nivel local, la cual decreció 33,1% respecto el 2019”.


Una postura similar es la de Mario Peláez, gerente senior de proyectos de infraestructura de KPMG Colombia, quien resalta que la caída del PIB de la construcción fue más de tres veces la de toda la economía colombiana, a pesar que fue uno de los primeros sectores en reactivarse.


“La caída se puede explicar en el sentido que se están terminando grandes obras que venían jalonando el indicador de crecimiento del sector, y hasta ahora se está iniciando con la adjudicación de proyectos de infraestructura que hacen parte de nuevos programas y los cuales van a aportar y mejorar el indicador más adelante”, explica Peláez.


LO QUE SE VIENE


A pesar de ese panorama complicado para la construcción, la expectativa está en que en 2021 se materialice la recuperación, que no llegó en 2020, y se impulse la reactivación.


Peláez asegura que para que el desempeño del sector mejore se deben considerar dos variables: “a nivel territorial, los gobiernos tienen que acelerar la implementación de proyectos priorizados en sus planes de desarrollo, y a nivel nacional, se tiene que dar celeridad a la adjudicación de nuevas iniciativas que dinamicen el mercado”.


Caicedo, por su parte, asegura que “las entidades públicas, del nivel nacional y territorial, deben identificar los cuellos de botellas para aprobar trámites, licencias y ser expeditos en procesos de contratación”.


En segundo lugar, que “la ejecución presupuestal y realización de desembolsos a los contratistas será fundamental para ver el efecto multiplicador del sector en la economía”, y que “es fundamental continuar garantizando las condiciones macroeconómicas para que fluya la inversión en los proyectos de quinta generación de concesiones”.


Por su parte, Andrés Giraldo, director de la carrera de economía de la Universidad Javeriana de Bogotá, dice que frente al choque de oferta que la construcción vivió durante 2020 por las restricciones de movilidad, se espera que este año sea más alentador. “Si se habilitan las obras, uno espera que haya una recuperación del empleo y que se revierta lo que pasó en el 2020. Será un choque de oferta y eso también puede tener un efecto en el aumento de la demanda”.


En ese sentido, Martha Elena Delgado, directora de análisis macro y sectorial de Fedesarrollo, manifestó que el foco debería estar en impulsar este sector, teniendo en cuenta el impacto positivo que tiene en la economía. “Para este año y en el mediano plazo vemos una reactivación importante del sector, teniendo en cuenta que los planes de reactivación del sector público y privado se han enfocado en impulsar la construcción y obras civiles”.


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